viernes, 10 de diciembre de 2010

Mi nombre es Justicia.

 
Soy pecador de mis sueños, nada buenos de profetizar,
Llevan misiones de sangre y de venganza, me alimento del tormento, no hay esperanza ni paz espiritual.

Las almas me llaman, exigiendo justicia y paz,
La sangre corre por mis venas, no puedo parar su fervor,
Aclamando la paz interior, escuchando los lamentos de los pobres de corazón, pues ellos serán los elogiados y aclamados por Dios.

No vengo de mundo alguno, pues soy del que soy, todos me llaman justicia y se estremecen de temor.
Vivo en los sueños de los recelos y de los injustos caídos por error, pues no tengo plegarias para que pidan perdón.

Mi nombre es justicia y no tengo compasión,
Me llaman por mi nombre y que tiemble el alma pues no hay misericordia ni salvación.

El mundo me tiene miedo pues la muerte la  llevo por devoción, mi nombre es justicia y no tengo compasión.

Vivo, para siempre y no tengo extensión, siempre que me llaman respondo sin perdón.
El odio es aclamado por mi voz, acallando las plegarías de los pobres de corazón.

En este mundo que vivimos, no hay clamor,
Pues tengo por respuesta acallar el corazón.
Mi nombre es justicia y no tengo compasión.

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